Al este de la Piazza del Duomo se yergue,
majestuoso, el Duomo, la mayor catedral gótica del mundo, empezada en
1386 y que tardó casi 5siglos en construirse. Su fachada, de inconmesurable
belleza, es una extraña combinación de elementos barrocos y góticos.
Sus incontables agujas coronadas por estatuas y sus muchas gárgolas le
confieren
un atractivo difícil de transmitir mediante pobres palabras.
En su interior, amplio y oscuro, se guarda un clavo de la cruz de Jesucristo
(si ellos lo dicen...) convertido en freno de la brida del caballo del emperador
Constantino. También hay un sepulcro de cristal que alberga los restos
del cardenal San Carlos de Borromeo (s. XVI), canonizado por sus obras de caridad
dirigidas a los pobres de la ciudad.
Junto al altar, a mano derecha, hay una estatua humana un tanto sobrecogedora
que al verla, desnuda de su piel, uno duda si no debiera estar en una clase
de anatomía.
Además se puede subir al tejado, a pie o en ascensor y ver de cerca el
bosque de estatuas de lo alto de la catedral, buenas vistas de la urbe y, si
el día es claro, incluso los Alpes.